14.11.10

El ladrón de chicles.

Bethany y Roger no tienen absolutamente nada en común... pero en el fondo ambos se encuentran sólos, tan sólos como todo el mundo. Sólos en medio de un trabajo mediocre y de una vida vacía. Sólos en medio de una sociedad que se mueve absurdamente en círculos, en espiral.


Me gusta, me gusta mucho.
Porque es una novela dentro de otra novela. Porque es una historia preciosa, sin besos ni palabras bonitas y porque no debimos dejar que desapareciesen las cartas...


Un libro totalmente recomendable. "El ladrón de chicles" de (mi querido) Douglas Coupland.
Me tiene tan fascinada el libro cómo la crítica de Kiko Amat en La Vanguardia.

"Porque el 'Ladrón de chicles' es bueno, muy bueno. Qué narices: es sensacional. El libro estáestructurado de forma epistolar, y recoge la correspondencia entre dos trabajadores de un mart de material de oficina, ambos cómplices en la amargura: Roger (un cuarentón divorciado y taja) y Bethany, una adolescente gótica. Coupland aprovecha esta excelente materia prima humorística inyectándole una venenosa dosis de hastío, pathos y náusea existencial. En medio de esa correspondencia está la novela-dentro-de-la-novela que Roger está escribiendo, 'Glove Pond' (una sátira de ¿Quién teme a Virginia Woolf?); y crueles sátiras del relato de taller literario ("Escribe una historia desde el punto de vista de una tostada"); y multitud de vitales personajes periféricos. Y suficiente dolor, culpa ("No me merezco un alma, y aún así tengo una. Lo séporque me duele"), drama y broma macabra como para angustiarse un año entero. Ignoren lo que dice la faja de que este libro es un "gran placer posmoderno". No puede ser posmoderno, porque duele: ahí, ahí y también ahí, dónde se están tocando ahora mismo. El ladrón de chicles está vivo, y les va a matar de risa y les va a hundir el día. Qué más rayos quieren."


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